La flama danzaba sobre la punta de la vela y aguardaba a que aquel quien debía apagarla con el aliento despertara.
Lentamente el sueño cedía a la conciencia. Finalmente despertó y se encontró con un aparato extraño tanto en su forma como en la razón de que este se hayase en la habitación; lo levantó del suelo y lo miró atentamente, el aparato se desintegro y él perdió la vista.
Ella despertó de una pesadilla, el agobio de los sucesos que experimentaba desapareció, siendo reemplazado por el bienestar que acontece al caer en la cuenta de que el sueño no es "real". Bajó de su lecho y levantó el objeto con curiosidad, este se desvaneció y ella comenzó a volar, un par de alas plateadas habían aparecido en su espalda, eran desagradables a la vista y delgadas como las de un quiróptero pero eran más alas que las que ningún otro ser humano tendría jamás.
Rodeado de frío y silencio él se sentía desesperado, impotente y muy desconcertado. Era de esperarse desde luego, el sujeto había perdido el sentido más valioso que poseía. Después de un largo rato finalmente recobró la calma, se levanto del suelo e inicio una nueva vida.
Ella volaba alejandose de su hogar, de su vida, de la rutina, rumbo a cualquier sitio no importaba. Estaba distraida y feliz. Al cabo de un par de días se percató de que no podía aterrizar. Sin comer pero hambrienta, sin beber pero sedienta se mantuvo volando por un tiempo indefinido. Las alas se fortalecían y cada vez eran más grandes. No la dejarían escapar, la mantendrían volando.
Busca su vida en el refrigerador. Esta iniciariá con un buen desayuno. Del frigorífico extrae, pensando que son huevos, un par de orbes de esperanza y eso desayuna. Desayuno de esperanza.
Desesperada busca la forma de bajar, finalmente es derrotada. No tocara el suelo otra vez. Llora pero decide actuar. Se mantiene volando, ahora se alimenta de esperanza y bebe pasión.
Después del desayuno el ciego no se siente tan bien, hay algo sofocando su garganta. De su boca salen expulsadas esferas de color negro. Cada una de ellas estalla en pedazos y estos a su vez salen por la ventana y se dispersan por el espacio.
Continua volando, adaptada al fin. Una nube de fragmentos color negro se acerca velozmente, le arranca las alas y ella cae al suelo, al contacto con este se rompe el cuello. Tendida en el asfalto y a merced de los cuervos que ya la rodean, ella trata de poner su cabeza en el lugar indicado. No lo logra pues le faltan algunas ideas.
Él yace en el suelo de su cocina, semidesnudo medio enredado en una bata. Sufre contracciones musculares ocasionadas por el intenso frío que ha retomado la habitación. Sus planes no resultaron, jamás resultan. El desayuno no le trajo una nueva vida solo una muerte dolorosa.
Lentamente el sueño cedía a la conciencia. Finalmente despertó y se encontró con un aparato extraño tanto en su forma como en la razón de que este se hayase en la habitación; lo levantó del suelo y lo miró atentamente, el aparato se desintegro y él perdió la vista.
Ella despertó de una pesadilla, el agobio de los sucesos que experimentaba desapareció, siendo reemplazado por el bienestar que acontece al caer en la cuenta de que el sueño no es "real". Bajó de su lecho y levantó el objeto con curiosidad, este se desvaneció y ella comenzó a volar, un par de alas plateadas habían aparecido en su espalda, eran desagradables a la vista y delgadas como las de un quiróptero pero eran más alas que las que ningún otro ser humano tendría jamás.
Rodeado de frío y silencio él se sentía desesperado, impotente y muy desconcertado. Era de esperarse desde luego, el sujeto había perdido el sentido más valioso que poseía. Después de un largo rato finalmente recobró la calma, se levanto del suelo e inicio una nueva vida.
Ella volaba alejandose de su hogar, de su vida, de la rutina, rumbo a cualquier sitio no importaba. Estaba distraida y feliz. Al cabo de un par de días se percató de que no podía aterrizar. Sin comer pero hambrienta, sin beber pero sedienta se mantuvo volando por un tiempo indefinido. Las alas se fortalecían y cada vez eran más grandes. No la dejarían escapar, la mantendrían volando.
Busca su vida en el refrigerador. Esta iniciariá con un buen desayuno. Del frigorífico extrae, pensando que son huevos, un par de orbes de esperanza y eso desayuna. Desayuno de esperanza.
Desesperada busca la forma de bajar, finalmente es derrotada. No tocara el suelo otra vez. Llora pero decide actuar. Se mantiene volando, ahora se alimenta de esperanza y bebe pasión.
Después del desayuno el ciego no se siente tan bien, hay algo sofocando su garganta. De su boca salen expulsadas esferas de color negro. Cada una de ellas estalla en pedazos y estos a su vez salen por la ventana y se dispersan por el espacio.
Continua volando, adaptada al fin. Una nube de fragmentos color negro se acerca velozmente, le arranca las alas y ella cae al suelo, al contacto con este se rompe el cuello. Tendida en el asfalto y a merced de los cuervos que ya la rodean, ella trata de poner su cabeza en el lugar indicado. No lo logra pues le faltan algunas ideas.
Él yace en el suelo de su cocina, semidesnudo medio enredado en una bata. Sufre contracciones musculares ocasionadas por el intenso frío que ha retomado la habitación. Sus planes no resultaron, jamás resultan. El desayuno no le trajo una nueva vida solo una muerte dolorosa.